¿EPIDEMIA DE CÁNCER DE TIROIDES EN COREA DEL SUR? Imagen superior: fotografía obtenida con microscopio electrónico de tejido canceroso en una biopsia de la glándula tiroides
La incidencia de cáncer de tiroides en Corea del Sur ha aumentado por un factor de 15 durante las últimas dos décadas. Una tendencia similar, pero no tan marcada, se observa en Europa y Estados Unidos. En este último país, la incidencia se ha duplicado desde el año 1994. Sin embargo, muchos expertos están convencidos de que el aumento de la incidencia no refleja la situación real. Se están detectando y tratando de modo muy agresivo tumores muy pequeños y probablemente inocuos. El gobierno surcoreano inició hacia el año 2000 un programa nacional para la detección precoz de cánceres con elevada prevalencia, tales como mama, endometrio, colon, estómago e hígado. Y, algunos hospitales ofertan la posibilidad de incluir en la batería de test el cáncer de tiroides pagando un suplemento de entre $30 y $50. En Europa y Estados Unidos, donde no existe un programa formal de detección de cáncer de tiroides, también se han detectado tumores tiroideos muy reducidos durante la realización de otros procedimientos médicos no dirigidos específicamente a tal fin, tales como exámenes de la arteria carótida o tomografía computacional de tórax.A pesar de que se descubren cánceres de tiroides en estadios cada vez más precoces, la mortalidad por neoplasias tiroideas no ha variado durante las últimas décadas. Cabe inferir que muchos de los cánceres descubiertos, y tratados, probablemente no eran peligrosos porque su progresión era muy lenta, o sencillamente habían dejado de crecer. El problema es que, con los conocimientos disponibles hoy día, no es posible prever qué cánceres degenerarán en malignos y cuáles se quedarán frenados sin causar jamás problema alguno. La experiencia de Corea del Sur debe considerarse una advertencia sobre el cribado indiscriminado de la población para buscar determinadas enfermedades neoplásicas en fases muy tempranas. El fin último de cualquier programa de este tipo debe ser, en última instancia, salvar vidas. Con algunos tipos de cáncer se ha demostrado de modo indubitado que los programas de detección precoz permiten tratar graves enfermedades neoplásicas en estadios muy tempranos, lográndose estupendos resultados en términos de supervivencia. Tal es así con el cáncer de colon y el cáncer de mama. En cambio, el cáncer de pulmón puede ser objeto de un diagnóstico excesivo, que algunos expertos estiman en más del 18%. La detección de cáncer de tiroides en la población de Corea del Sur solo resultó útil (en términos estadísticos) para hallar cánceres papilares, el tipo más común y menos agresivo. La mayoría de estas neoplasias no requieren tratamiento. Solo los cánceres de tiroides más grandes son potencialmente mortales. Éstos suelen dar lugar a signos o síntomas, tales como un nódulo en el cuello o una ronquera crónica. Además, el cáncer tiroideo es indolente. Alrededor de la tercera parte de todos los que fallecen por cualquier causa tienen pequeños cánceres de tiroides no detectados en vida. Sin embargo, cuando se diagnostica un cáncer, por limitado que éste sea, suele instaurarse un tratamiento quirúrgico que implica habitualmente la tiroidectomía (extirpación de la glándula) con la consiguiente administración crónica y continuada de hormonas tiroideas. Los tratamientos sustitutivos de hormonas tiroideas no son tan eficaces como la hormona natural. En un pequeño porcentaje de pacientes, la cirugía daña accidentalmente las cuerdas vocales, que se hallan adyacentes a la glándula. Esto acaeció al 2% de los pacientes surcoreanos en quienes se descubrió, y trató, el cáncer de tiroides que terminaron con parálisis de cuerdas vocales. Además, durante la tiroidectomía también es fácil extirpar las glándulas paratiroides (situadas detrás de la glándula tiroides), fundamentales para la homeostasis del calcio. Esto ocurrió en el 11% de los pacientes surcoreanos tratados, que adquirieron la condición de hipoparatiroidismo. [Obsérvese que la glándula tiroides normal pesa entre 15g y 30g; y cada una de las dos glándulas paratiroides apenas pesan 30mg]. Para más información sobre el hiperparatiroidismo e hipoparatiroidismo ver la revisión: Hyperparathyroid and Hypoparathyroid disorders. N Engl J Med 2000; 343(25): 1863-75. Ante estos hechos han surgido críticas frente a cerner de modo indiscriminado determinados cánceres, sobre todo el cáncer de tiroides. En algunos hospitales americanos de renombrado prestigio, tal como el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, en Manhattan, New York, se ofrece a los pacientes con pequeños tumores la opción de esperar antes de intervenir (quirúrgica o farmacológicamente), y realizar revisiones periódicas para evaluar la progresión del tumor. Sin embargo, la mayoría de los pacientes rechazan esta opción conservadora. Una vez diagnosticado un cáncer es difícil que el paciente asuma no hacer nada, salvo esperar. Además, si el cáncer evoluciona desfavorablemente, muchos médicos se pueden enfrentar a costosas demandas judiciales. La experiencia de Corea del Sur enseña que los programas de detección precoz no siempre dan lugar a resultados beneficiosos en términos de salud, individual y colectiva; así como en la gestión de recursos. Zaragoza, 15 de noviembre de 2014 Dr. José Manuel López Tricas Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria Farmacia Las Fuentes Florentino Ballesteros, 11-13 50002 Zaragoza |
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