CORONAVIRUS
WUHAN (2019-nCoV) ACTUALIZACIÓN A 7 DE FEBRERO DE 2020
Han transcurrido dos
semanas desde que las autoridades de la República Popular China confinaron a
más de 11 millones de personas en su propia ciudad, Wuhan, foco inicial de la
epidemia de coronavirus. Este cordón sanitario ha ampliado su radio para incluir
a casi toda la provincia, Hubei, afectando a más de 50 millones de personas
(una población semejante a la de España).
Este bloqueo sanitario
sin precedentes, de dudosa efectividad, perturba ya gravemente la dinámica de
la enorme metrópoli industrial: comienzan a escasear alimentos y suministros
médicos, el transporte es mínimo y las personas rehúyen las reuniones sociales.
De hecho, la mortandad por esta infección de coronavirus es del 4,1% en la ciudad
(Wuhan), del 2,8% en el resto de la provincia; y del 0,17% en las demás
regiones de la República Popular China.
El gobierno chino
insiste en la eficacia de las medidas adoptadas, pero no todos comparten esa
opinión.
Las últimas cifras de
la Organización Mundial de la Salud son: alrededor de 600 fallecimientos, y
28.060 casos en China; 225 casos allende China.
Sin embargo, algunos
expertos internacionales creen que las cifras reales de morbilidad y mortalidad
son muy superiores, estimando en más de
100.000 los infectados y un número de fallecidos difícil de precisar. Los
hospitales se hallan saturados y los test analíticos para determinar el coronavirus
son insuficientes.

Sun Chunlan,
viceprimer ministro encargado de coordinar la respuesta gubernamental a la
epidemia, ha declarado que equipos sanitarios visitan cada hogar, registrando
la temperatura corporal de los habitantes. Cuando detectan un posible caso
(fiebre, tos y disnea), proceden a su aislamiento, al mismo tiempo que monitorizan
a las personas que han tenido contacto con el enfermo. Para valorar la
dimensión de la tarea, téngase en cuenta que se trata de más de 50 millones de
personas. Se procede con la determinación de un estado de guerra. En el epicentro de la infección, como si de un
terremoto se tratase, se han habilitado refugios improvisados para la cuarentena masiva de miles de personas.
Sin embargo, existe un fundamentado temor acerca de estas medidas, dado que el
agrupamiento podría contribuir a expandir la epidemia. En estos refugios las
camas están apiladas separadas por sillas escolares, imágenes que recuerdan a
la denominada (erróneamente) «gripe española» de 1918 (véase fotografía).
La saturación
hospitalaria imposibilita atender a todos los potenciales enfermos por falta de
camas.
Se forman largas filas
en las farmacias en busca de inexistentes guantes quirúrgicos, termómetros y
desinfectantes. Todas las farmacias han agotado sus existencias. Algunas han
cerrado para evitar ser asaltadas. El problema se extiende a la búsqueda de
alimentos básicos, ya que cada vez permanecen abiertas menos tiendas, y las que
lo están apenas disponen de suministros; no hay suficiente transporte del
exterior que traiga víveres para tamaña población.

Las autopistas están
vacías (véase fotografía). Altavoces colocados estratégicamente en la ciudad
exhortan a sus ciudadanos a usar mascarillas quirúrgicas y evitar en lo posible
salir a la calle, mientras les dicen que el
gobierno está tomando el máximo interés en el problema. Así mismo les
advierten contra los posibles fraudes y las informaciones no contrastadas. En
algunos lugares de China se venden, a precios elevados, remedios populares
tales como cuerno de rinoceronte y otros supuestos productos milagrosos. Sin
embargo, muchos habitantes, habituados a las prácticas manipuladoras de las
autoridades, no otorgan credibilidad a los mensajes tranquilizadores.
Dos ciudadanos chinos
de Wuhan infectados con el coronavirus 2019-nCoV permanecen ingresados en estado
crítico en un hospital de Roma (Lazzaro
Spallanzani). Están siendo tratados con una combinación experimental de
medicamentos: Ritonavir (un clásico
fármaco antirretroviral) y Remdesivir,
de laboratorios Gilead Science,
todavía no comercializado, que se usó experimentalmente durante la epidemia del
ébola en el año 2014. Gilead Science, que mantiene en vigor
los derechos de patente de Remdesivir,
ha donado un importante número de envases a la República Popular China.
Se ha informado que en
China se está ensayando con éxito preliminar una combinación de Arbidol® (Umifenovir) un antigripal utilizado en China y Rusia, y Darunavir, un clásico antirretroviral.
No se sabe cuántos pacientes se han tratado, ni los resultados logrados.
Las autoridades chinas
recurren también a otros tratamientos que incluyen tanto medicamentos clásicos como remedios tradicionales.
En otro escenario, más
de 2.000 pasajeros japoneses se hallan en cuarentena
en un crucero en Yokohama, Japón. De los 102 pasajeros analizados hasta el
momento, 20 estaban infectados con el coronavirus. Éstos abandonaron el barco
siendo ingresados en hospitales.
El crucero japonés atracado
en Yokohama (Princess) no es el único
atrapado por el coronavirus. Otro
transatlántico (World Dream) se halla
bloqueado en la terminal de cruceros de Kai
Tak, Hong Kong, tras informarse que ocho personas de origen chino que
viajaron en una travesía anterior estaban infectadas con el coronavirus Wuhan.
¿Podría afectar la
actual epidemia (emergencia sanitaria
internacional, según criterio de la Organización Mundial de la Salud) a los
Juegos Olímpicos de Tokio el próximo verano? Nadie quiere posicionarse, pero la
preocupación es evidente. En un escenario desfavorable los Juegos Olímpicos
podrían suspenderse.
Un aspecto incidental
de la crisis del coronavirus es el económico. La ciudad de Wuhan ha crecido de
modo desmesurado por la instalación de factorías subsidiarias de grandes
empresas internacionales. Allí se fabrican desde chips para un sinnúmero de
teléfonos móviles a motores Nissan japoneses, pasando por múltiples
dispositivos electrónicos
En un mundo menos
globalizado, con China convertida en la segunda potencia económica mundial, tal
vez esta crisis epidémica hubiese tenido un impacto internacional mínimo o
sencillamente no se hubiese conocido.
Un ejemplo es la crisis
desatada en la ultramoderna Hong Kong cuando se rumoreó el posible
desabastecimiento de papel higiénico, dado que todas las marcas se fabrican en
China. En pocas horas, la gente se abasteció hasta donde fue posible,
vaciándose las estanterías de los comercios y centros comerciales. ¿Fue verdad,
o una estrategia de la principal cadena de supermercados (Wellcome) de Hong Kong para vender más?
El ejemplo del papel
higiénico en una inmensa y moderna ciudad como Hong Kong evidencia la
vulnerabilidad de sociedades desarrolladas y la falta de adaptación ante la
adversidad.
Los habitantes de Hong
Kong, que sufrieron en primera línea la epidemia de otro coronavirus (el
causante del SARS) hacen filas en las farmacias para tratar de conseguir las ya
inexistentes mascarillas quirúrgicas.
Por otra parte, el
gobierno chino teme que la crisis del coronavirus se use políticamente en su
contra. Las autoridades han declarado que castigarán con dureza tanto la
difusión de noticias falsas (fake news)
como los comportamientos que dificulten la aplicación de las medidas sanitarias
destinadas a frenar la propagación de la infección. Todos sabemos qué significa
el término «dureza» en el país del mundo donde
se más se aplica (oficialmente) la pena de muerte.
La epidemia de coronavirus
Wuhan (2019-nCoV) ha llevado al sistema sanitario chino ha una situación
comprometida que algunos califican como de muerte
virtual. Mientras tanto, el virus continúa su propagación inexorable.
En medio de la crisis,
Taiwán ha solicitado participar en las decisiones de la Organización Mundial de
la Salud, un órdago a la República Popular China que nunca lo ha reconocido
como país independiente, considerándola parte de su territorio. Sin embargo, la
Organización Mundial de la Salud no puede compartir información con Taiwán dado
que las Naciones Unidas lo consideran parte integrante de la República Popular
China, no un estado independiente. Al objeto de limar asperezas en los informes
de la Organización Mundial de la Salud se refieren a Taiwán como Taipéi, nombre
de su capital, enervando a los ciudadanos taiwaneses y al gobierno de la isla.
Al objeto de evitar que la infección se infiltre en Taiwán, su gobierno ha
cerrado sus puertos a los cruceros internacionales.
Militares
chinos llegando a la ciudad de Wuhan
Cada vez es más evidente que la
actual epidemia del coronavirus de Wuhan se ha convertido en una crisis
institucional para el Partido Comunista gobernante que oscila entre su
tendencia a censurar la información y la necesidad de ser, o parecer, abierto a
la comunidad internacional. Parece, sin embargo, que la tendencia hacia el
control de la información y la persecución de los disidentes gana terreno tras
un período inicial de transparencia informativa.
Las directrices del gobierno hacia
los medios de comunicación nacionales es aleccionar
con historias positivas y no tanto informar con precisión de la progresión
de la epidemia. La censura está llegando a internet, de donde se eliminan los
comentarios contrarios a las directrices del Partido Comunista. Mientras
escribo este texto se ha conocido la muerte de Li Wenliang, el primer médico de Wuhan que advirtió sobre este
nuevo coronavirus, razón por la que fue reprendido por las autoridades, hasta
que la epidemia trascendió internacionalmente. El fallecimiento de Li Wenliang se debe al propio coronavirus.
Primero se informó de su muerte, para retractarse más tarde, hasta que finalmente
se notificó su óbito.
Si no se conoce la vida, ¿cómo se puede conocer la
muerte? Cuando el pájaro está próximo a la muerte su canto se torna triste.
Cuando el hombre vislumbra la muerte sus palabras se tornan virtuosas.
Confucio.
Zaragoza a 7 de febrero de 2020
Dr. José Manuel López Tricas
Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria
Farmacia Las Fuentes
Florentino Ballesteros, 11-13
50002 Zaragoza