LAS MISERIAS SANITARIAS DEL IMPERIO ROMANO Hace dos milenios el Imperio Romano introdujo prácticas que representaron un avance significativo de las prácticas higiénicas. Citemos las más evidentes: sistemas rudimentarios de alcantarillado, acueductos para la canalización del agua con fines de riego y consumo, baños públicos calientes, inodoros (letrinas) y lavabos. Hasta aquí, ninguna objeción. Sin embargo, su convivencia con piojos y pulgas no disminuyó sustancialmente, tal vez porque los baños eran lugares donde medraban estos ectoparásitos, así como porque las condiciones climáticas durante grandes períodos del Imperio Romano eran más cálidas que las actuales. Ya ven que el “cambio climático” viene de lejos. El fiemo se usaba, al igual que hoy día, como fertilizante de cultivos, pero se mezclaba irremediablemente con los rudimentarios sistemas de alcantarillado. A ello contribuía que los residentes de las incipientes ciudades debían arrojar los excrementos y basuras fuera de la ciudad (polis). El asunto ha sido objeto de un estudio publicado del Dr. Mitchell en la revista Parasitología. Se han aislado parásitos en los restos arqueológicos de letrinas conteniendo heces fosilizadas. El estudio profundiza más: los huevos de la tenia del pescado (un gusano o helminto) eran más abundantes en Europa durante el Imperio Romano que en épocas anteriores, socialmente mucho menos evolucionadas, tales como la Edad de Bronce y la Edad de Hierro. [La Edad de Bronce enmarca el período durante el que se consiguió la aleación del cobre y estaño]. [La Edad de Hierro fue la época del acero, aleación del hierro con carbón]. Se sabe que los romanos gustaban de una salsa de pescado llamada garum. [El garum era una salsa fermentada elaborada con vísceras de pescado, a la que se le achacaba efectos afrodisíacos]. Estas salsas, que frecuentemente fermentaban, se usaban para mojar el pan. Vasijas llenas de esta salsa (obviamente fosilizada) se han hallado en barcos hundidos. El biólogo extremeño Álvaro Rodríguez Alcántara ha logrado reformular garum a partir del estudio de restos fosilizados de esta salsa recuperados de las ruinas de Pompeya. El garum se usaba como sustituto de la sal, tal como aparece en De re coquinaria de Apicio (una especie de texto de Simón Ortega de los tiempos romanos). Los que lo han probado afirman que su sabor remeda al umami japonés, uno de los cinco sabores básicos, junto a los otros cuatro (dulce, salado, ácido y amargo). Zaragoza a 13 de enero de 2016 Dr. José Manuel López Tricas Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria Farmacia Las Fuentes Florentino Ballesteros, 11-13 50002 Zaragoza |
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