KETAMINA COMO MEDICAMENTO ANTIDEPRESIVO Ketamina clorhidrato: ¿nos hallamos ante un nuevo tratamiento para la depresión o frente a un alucinógeno peligroso? El medicamento es conocido como Ketamina en el ámbito farmacéutico, y Special K (y otros nombres) en su utilización como droga ilícita. Diversos ensayos llevados a cabo en prestigiosos centros tales como la Universidad de Yale, el hospital Mount Sinai, New York, y el National Institute of Mental Health, sugieren que la Ketamina puede ser útil para el tratamiento de la depresión refractaria a la medicación habitual. Además la Ketamina logra una mejoría sintomática de la depresión al cabo de unas horas de instaurar el tratamiento[1], a diferencia de los antidepresivos convencionales, cuyos efectos beneficiosos se postergan durante varias semanas. Algunos psiquiatras declaran que el medicamento no ha sido suficientemente estudiado para recomendar su utilización generalizada en patología depresiva. Muchos gabinetes de psiquiatría suelen cobrar cientos de dólares por cada sesión (la Ketamina comercializada se administra por inyección intravenosa), debiendo repetirse el tratamiento con una frecuencia variable que, en función de la respuesta del paciente puede variar de bisemanal a bimensual. La falta de ensayos clínicos conlleva que no se conozcan los riesgos potenciales a largo plazo. La industria farmacéutica ha puesto en marcha varias líneas de investigación con objeto de desarrollar análogos que remeden el mecanismo de acción de la Ketamina, pero carezcan de efectos adversos alucinatorios que muchos adictos describen como “experiencias extracorpóreas” (una manifestación psicótica). El martes, 9 de diciembre (2014) durante una conferencia en Phoenix, una compañía farmacéutica privada, Naurex[2], presentó un estudio llevado a cabo con 400 pacientes, en el que no se notificaron efectos adversos de tipo psicótico. El fármaco presentado, GLYX-13, mostró que la mitad de los pacientes conseguían una notable mejoría de su enfermedad depresiva. Harry M. Tracy, editor de la revista médica NeuroPerspective dedicada a la innovación farmacológica en enfermedades del Sistema Nervioso Central, declaró que la Ketamina «es el más prometedor fármaco para la depresión, bajo criterios de eficacia y durabilidad». Naurex, con sede en Evanston, Illinois, Estados Unidos, iniciará el ensayo clínico fase 3 con su fármaco GLYX-13, el año próximo (2015) y prevé recibir la autorización de la Food and Drug Administration (F.D.A.) norteamericana hacia el año 2019. GLYX-13 se administra por inyección intravenosa con una frecuencia semanal o bisemanal, tras un período inicial en que las administraciones deben llevarse a cabo con mayor frecuencia. El fabricante, Naurex, está investigando una galénica que permita una administración oral del medicamento. En este sentido, Cerecor, una compañía privada de Baltimore, prevé dar a conocer en fechas próximas los resultados de un estudio con una preparación oral. Johnson & Jonhson está llevando a cabo un ensayo con Esketamina, un derivado de la Ketamina en formulación nasal. AstraZeneca abandonó una línea de investigación con un análogo de la Ketamina tras los poco alentadores resultados de un ensayo clínico. Ketamina está autorizada como anestésico. Y aprovechando esta circunstancia, muchos médicos y pacientes han decidido usarlo para tratar la depresión, a pesar de que su eficacia en esta indicación no está suficientemente contrastada. Algunas clínicas cobran a los pacientes entre $300 y $1,000 por cada sesión de tratamiento. Al principio la Ketamina se administra cada pocos días; más adelante la administración es menos frecuente, de bisemanal a bimensual. Hay que recordar que, hoy por hoy, se trata de un tratamiento experimental asociado a riesgos potenciales y de eficacia insuficientemente contrastada. En un editorial reciente, Dominic A. Sisti, profesor asistente de Ética Médica en la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, hace hincapié que se está actuando con dudosa ética en una población especialmente vulnerable. Además de los efectos adversos de tipo psicótico, la Ketamina puede elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, si bien en algunos casos estos “efectos adversos” pueden ser útiles. El empleo continuado conlleva, además, un deterioro de la actividad mental. La Ketamina no es comercialmente atractiva para la industria farmacéutica dado que es ya un fármaco genérico y, en consecuencia, no patentable. Su comercialización iría en detrimento de otros medicamentos antidepresivos, algunos de ellos verdaderos blockbusters. Otro argumento contrario a su utilización es consecuencia de los riesgos del empleo a largo plazo de Ketamina, aun cuando las dosis antidepresivas son mucho más bajas que las dosis anestésicas y las empleadas por los consumidores ilícitos del fármaco. El tratamiento de la depresión se ha basado, desde el descubrimiento de las primeras moléculas antidepresivas hace 60 años, en lograr el aumento de las concentraciones cerebrales de una o varias aminas neurotransmisoras, fundamentalmente serotonina (5-hidroxitriptamina) y, en menor medida adrenalina, noradrenalina y dopamina. La Ketamina actúa a través de un novedoso mecanismo de acción antidepresivo: bloqueo de los receptores cerebrales para el NMDA (N-Metil-D-Aspartato). Este receptor interacciona con un neurotransmisor denominado glutamato. Lo que acontece más allá del bloqueo de este receptor apenas se ha descifrado. Algunos expertos en el estudio de la Ketamina, tal es el caso de John H. Krystal, responsable de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, afirman que los efectos antidepresivos del fármaco se manifiestan tras la resolución de los efectos adversos. El fármaco desarrollado por Naurex (GLYX-13) parece obviar los efectos adversos de la Ketamina, tal vez porque no es un antagonista puro del receptor NMDA. El principal obstáculo para la utilización rutinaria de Ketamina como antidepresivo no son sus efectos adversos, sino que el efecto terapéutico antidepresivo desaparece con prontitud tras la administración. Para soslayar este problema algunas clínicas están suministrando una preparación elaborada en farmacias a base de cápsulas de Ketamina para uso oral. Sin embargo este proceder contraviene la práctica habitual de monitorizar la administración de Ketamina. [1] Cryan JF., O’Learty OF. A Glutamate Pathway to Faster-Acting Antidepressants? Science. 2010; 329(5994): 913-4. Li N., Lee B., Liu R., Banasr M., Dwyer JM., Iwata M., Li X, Aghajanian G., Duman R. mTOR-Dependent Synapse Formation Underlies the Rapid Antidepressant Effects of NMDA Antagonists. Science. 2010; 329(5994): 959-62.
[2] Naurex es una compañía farmacéutica con capital privado que investiga en terapias para la depresión y otras patologías del Sistema Nervioso Central habiendo patentado una clase de compuestos agonistas parciales del centro activo de glicina (GFPA, de Glycin-site Functional Partial Agonists) que modulan el receptor NMDA (N-Methyl-D-Asparate). Uno de estos compuestos es GLYX-13 potencial antidepresivo de acción rápida. Zaragoza, 16 de diciembre de 2014 Dr. José Manuel López Tricas Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria Farmacia Las Fuentes Florentino Ballesteros, 11-13 50002 Zaragoza |
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