RIESGOS DE LA EXCESIVA EXPOSICIÓN SOLAR El sol irradia energía. A ésta la denominamos radiación. El conjunto de la radiación emitida constituye el espectro electromagnético; y éste recibe distintos nombres en función de los distintos intervalos de longitudes de onda. Desde el punto de vista de la salud, nos interesan cuatro rangos de longitudes de onda del espectro electromagnético: infrarrojo, visible, ultravioleta-A (UVA) y ultravioleta-B (UVB). Nuestro cerebro está adaptado a procesar (ver) la radiación correspondiente al espectro visible (de ahí el nombre), que abarca un rango de longitudes de onda comprendidas entre aproximadamente 700nm[1] (color rojo) hasta aproximadamente 400nm (color violeta), en conjunto una fracción muy estrecha de todo el espectro electromagnético. [La longitud de onda es inversamente proporcional a la energía, esto es, a mayor longitud de onda menor energía, y viceversa]. Así pues, la radiación con longitudes de onda superiores a 700nm son menos energéticas que la correspondiente al color rojo del espectro visible: corresponden a la radiación infrarroja. Contrariamente, la radiación con longitudes de onda inferiores a 400nm son más energéticas que la correspondiente al color violeta del espectro visible: es la radiación ultravioleta (en sentido literal: “más allá del violeta”). A su vez el intervalo de radiación denominada ultravioleta se subdivide[2] en: ultravioleta-A (UVA) y ultravioleta-B (UVB). El sol emite radiación con energía superior a la correspondiente al ultravioleta-B, pero, por suerte, esta radiación apenas alcanza la superficie de la tierra. Aunque a los rayos infrarrojos se les suele denominar “rayos calóricos” son, de hecho, menos energéticos que la propia luz visible. La denominación, engañosa, hace referencia a que la mayor fracción de energía emitida por el sol corresponde al espectro infrarrojo, siendo pues responsable de la mayor parte del efecto calorífico del sol. Los riesgos de la exposición solar prolongada están vinculados a la radiación ultravioleta. También dependen de este tipo de radiación los efectos beneficiosos del sol: ver informe sobre “Radiación solar y vitamina D”. La radiación ultravioleta-A (UVA) abarca el rango de longitudes de onda comprendidos entre 320nm y 400nm aproximadamente. La radiación ultravioleta-B (UVB) corresponde a la fracción del espectro electromagnético entre 290 a 319nm. La radiación UVA es menos energética, pero alcanzan capas más profundas de la piel (tienen mayor longitud de onda, recuérdese la relación inversa entre “longitud de onda y energía”). Son responsables de las reacciones alérgicas, del enrojecimiento (eritema) tras una exposición al sol sin protección; así como del aspecto envejecido de una piel muy expuesta al sol. La radiación UVB es más energética pero tiene menor longitud de onda. Así pues, penetra menos profundamente en la piel, pero es causante de las quemaduras solares. Una exposición moderada al sol tiene efectos beneficiosos: síntesis de vitamina D, incremento el “tono” del sistema inmunitario, menor riesgo de procesos neoplásicos (cáncer), e incluso un factor estimulante del estado de ánimo. Sin embargo, una exposición desmedida al sol da lugar a efectos que van desde una disminución de la actividad del sistema inmunitario, desarrollo de cataratas y otras afecciones oculares, quemaduras cutáneas, envejecimiento prematuro de la piel, hasta el melanoma, la forma más agresiva del cáncer cutáneo. ¿Cómo proceder? Lo más recomendable es tomar el sol con moderación protegiendo la piel con productos farmacéuticos cosméticos de protección solar adecuados al tipo de piel, la altura (no es igual el valle que la alta montaña), la época del año, y factores externos (nieve, arena) que incrementan la cantidad de radiación que incide sobre la piel desnuda. Todos los productos cosméticos han de adecuarse a las exigencias establecidas en el Real Decreto 1599/1997 de 17 de octubre. El aspecto más importante de los productos farmacéuticos cosméticos de protección solar (en adelante: fotoprotectores) es el «Índice Protección Solar» (también denominado «Factor Protección Solar». Los fotoprotectores son de dos tipos: físicos y químicos, según que el filtro sea de tipo físico o químico. Todos los fotoprotectores comparten la propiedad de absorber y/o reflejar las radiaciones solares. El principal parámetro que los diferencia es el denominado Factor de Protección Solar (SPF, del inglés Sun Protection Factor). El SPF determina mediante un número “la resistencia de la piel frente al enrojecimiento o eritema”. El principal filtro solar de tipo físico es el óxido de titanio (TiO2). Los filtros químicos tienen estructuras químicas de tipo cinamato, benzofenona, bencimidazol, bencilideno y p-aminobenzoatos. Para información más detallada consulte página web www.info-farmacia.com (Mecanismo de acción de los filtros solares). ¿Cómo se calcula el SPF? SPF es el cociente entre «MED con protección / MED sin protección», siendo MED la mínima dosis que da lugar a eritema (enrojecimiento). La determinación del MED y, en consecuencia, del SPF depende de múltiples variables: tipo de piel, cantidad de producto aplicado, y condiciones de exposición al sol (hora, latitud, altura). Por ello, los valores de SPF deben considerarse orientativos. La tabla siguiente relaciona el SPF y el grado (orientativo) de protección solar:
El aspecto más importante de la protección solar es su acción frente a la radiación UVB. Si bien existen métodos para valorar la protección frente a la radiación UVA, la protección frente a la radiación UVB lleva implícita la protección contra cualquier radiación menos energética. No existen métodos para evaluar la protección contra la radiación infrarroja. La promoción que realizan algunos fabricantes declarando que sus productos protegen contra la radiación infrarroja es, como mínimo, un fraude semántico. Existen otros dos términos que suelen figurar en algunos preparados. Muchas veces aparecen escritos en inglés:
Sin embargo, como norma general, se recomienda repetir la aplicación de cualquier fotoprotector solar a los 20 minutos aproximadamente de estar sumergido en agua (playa o piscina). Todo producto cosmético farmacéutico de protección solar ha de contener la siguiente información: 1.- Nombre del producto (marca registrada). 2.- «Índice de Protección Solar» («Factor de Protección Solar») (SPF). 3.- Laboratorio fabricante y/o comercializador. 4.- Nº lote. 5.- Fecha de caducidad (una vez abierto, la caducidad se reduce sustancialmente). 6.- Modo de uso. 7.- Composición (filtros solares responsables de su acción). 8.- Contenido nominal (por ejemplo, 300ml). CLASIFICACIÓN DE FITZPATRICK DE LOS TIPOS DE PIEL
En la información meteorológica que aparece en las páginas web y otros medios de comunicación, es cada vez más frecuente referirse al valor diario previsto del «índice de radiación ultravioleta». Este valor promedia la radiación UVB máxima a la hora del mediodía (14 horas en España en verano, 13 horas en invierno; y 12 horas GMT[3]) que incide en la superficie de la tierra. Durante los meses de invierno el «índice de radiación ultravioleta» es mínimo (<3), siendo máxima durante los meses de verano (>9) llegando a valores de hasta 12. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA EXPOSICIÓN SOLAR
CONSEJOS SOBRE PROTECCIÓN SOLAR
RECOMENDACIONES DE PRODUCTOS PROTECCIÓN SOLAR
[1] nm: nanómetro = mil millonésima de metro. A veces la longitud de onda también se mide en Ångström (Å): 10-10 metros. [Ångström, en honor de Anders Jonas Ångström, 1814-1874, científico sueco pionero en el desarrollo de la espectroscopia]. [2] Existe el rango ultravioleta-C (UVC) que no alcanza la superficie terrestre, gracias a la existencia de la atmósfera terrestre. [3] GMT: Hora oficial, de Greenwich Meridian Time. [4] Esta importante reflexión explica las bajas temperaturas en las zonas árticas durante el verano cuando el sol no llega a esconderse nunca. Zaragoza, 22 de junio de 2016 Dr. José Manuel López Tricas Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria Farmacia Las Fuentes Florentino Ballesteros, 11-13 50002 Zaragoza |
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