ADRENOLEUCODISTROFIA Y EL “ACEITE DE LORENZO” Fotograma de la película “Lorenzo’s Oil” (1992) basada en la historia real de la familia Odone, cuyo hijo se vio afligido por la enfermedad adrenoleucodistrofia (ADL)[1]. En el fotograma de la película: Susan Sarandon, Zack O’Malley Greenburg (niño) y Nick Nolte. Auguste Odone (Nick Nolte, en el fotograma) fue un padre con una inusitada capacidad de afrontar la adversidad. Junto a su esposa Michaela (Susan Sarandon en la película “Lorenzo’s Oil”[2]) desafió al stablishment médico al idear un tratamiento para la extraña enfermedad de su hijo Lorenzo. El tratamiento se denominó desde entonces, el «aceite de Lorenzo». Auguste Odone representó un hito en el activismo social de las familias que se enfrentan con infatigable determinación a graves e incomprendidas enfermedades de sus familiares. En el verano de 1983 Auguste Odone, junto a su esposa, Michaela, y su hijo, Lorenzo, de 5 años, se mudaron desde África, donde Auguste trabajaba como asesor del Banco Mundial en su condición de economista, hasta los suburbios de Washington, Estados Unidos. Eran una familia feliz que pronto se hizo popular en su comunidad por su simpatía. El pequeño Lorenzo, que hablaba tres idiomas, comenzó a acudir a la guardería en el otoño del mismo año, 1983. Pronto comenzó a manifestar problemas de desarrollo, catalogados inicialmente como “dificultades de adaptación” (rabietas, disartrias[3] y caídas injustificadas). Sin embargo, Lorenzo no mejoraba; antes bien, su estado general empeoraba progresivamente. Los diversos estudios neurológicos condujeron al terrible diagnóstico durante la primavera del año siguiente (1984): adrenoleucodistrofia (ADL), una alteración genética (genopatía) que destruye la capa de mielina de los axones en el cerebro y médula espinal. Las consecuencias son dramáticas: pérdida de la audición, la vista, la deglución y la deambulación. Consecuencia final: la muerte. La familia viajó hasta Baltimore para consultar al prestigioso especialista, Hugo Moser. Lorenzo entró a formar parte de un ensayo clínico en la que se estudiaba una dieta diseñada para reducir al mínimo posible el contenido de ácidos grasos de cadena muy larga. Estos ácidos se acumulan en diversos órganos, de preferencia en el tejido nervioso y las glándulas suprarrenales. Tristemente la dieta no logró efecto alguno. En este punto es cuando Auguste Odone pasó de ser un buen padre a un padre excepcional. Rechazo la opinión de que nada podía hacerse por su hijo Lorenzo. La búsqueda bibliográfica le hizo notar que nunca se había organizado una conferencia mundial que reuniese a los mejores expertos mundiales en enfermedades desmielinizantes. Consiguió reunir a una representación de los mejores expertos en octubre de 1984.Todavía más: propuso hipótesis, algunas de ellas estudiadas como posibles tratamientos de la adrenoleucodistrofia. Cuando se le preguntaba por qué él y su esposa hacían estas cosas, la respuesta es de una emocionante y contundente sencillez: “queremos a nuestro hijo y no queremos perderlo”. Existen otros ejemplos de este tipo de activismo. A mediados de la década de 1980 las personas con SIDA llegaron a ser verdaderos “expertos” en su entonces escasamente conocida enfermedad, exigiendo la asignación de presupuestos para financiar la investigación, acelerar los trámites para la autorización de medicamentos, y poder ser incluidos en los estudios clínicos que se estaban llevando a cabo. En el caso del SIDA, el activismo era de los grupos de afectados. Sin embargo, en el caso de Auguste Odone su lucha, además de pionera, solo era compartida por su esposa, Michaela. Había algunos médicos que llegaron a criticar su proceder. En el año 1986 el matrimonio Odone había conseguido lo impensable. Habían deducido que una mezcla de dos aceites usados en la preparación de alimentos (ácido oleico y ácido erúcico) inhibían de modo competitivo las enzimas que se hallaban involucradas en la acumulación de ácidos grasos de cadena muy larga. La acumulación de los «aceites de cadena muy larga» desencadena una respuesta inflamatoria que, en el tejido nervioso, da lugar a la destrucción de la vaina de mielina que rodea muchos axones. Comenzaron a administrar estos aceites a su hijo Lorenzo a través de la gastrostomía. En 1986, dos años después del diagnóstico confirmatorio, Lorenzo estaba ciego, mudo, casi sordo y se hallaba en silla de ruedas. En el año 1990 el director de cine australiano George Miller, conocido entonces por películas como “Mad Max” contactó con el matrimonio Odone. Había oído su dramática historia y quiso plasmarla en una obra cinematográfica. La película fue un resuelto himno al amor y determinación de Auguste y Michaela, representados en pantalla por Nick Nolte y Susan Sarandon. En un libro When Illness Goes Public, se discute sobre algunas escenas de la película que no reflejan la verosimilitud de la historia. Tal vez lo más destacable es que los médicos no negaron a un grupo de afectados la administración del preparado al objeto de tener un grupo placebo[4]. De hecho, no se había demostrado que el aceite tuviese efecto alguno. Michaela, la madre, falleció en el año 2001 víctima del cáncer. Lorenzo, entonces de 26 años, continuaba vivo, desafiando los sombríos pronósticos médicos realizados dos décadas antes. Lorenzo falleció en el año 2008 a los 30 años de edad. Su padre regresó a Italia. ¿Funciona verdaderamente el «aceite de Lorenzo»[5]?. El consenso científico actual es que puede prolongar la vida de los niños y jóvenes afectados, pero no modifica el curso de la adrenoleucodistrofia. Sin embargo, previene temporalmente el inicio de la enfermedad en aproximadamente dos de cada tres niños con este desorden genético hereditario. INFORMACIÓN TÉCNICA SOBRE ADRENOLEUCODISTROFIA Adrenoleucodistrofia (ADL) es una genopatía del cromosoma X. Se engloba dentro de un grupo de enfermedades hereditarias denominadas genéricamente leucodistrofias[6]. Una característica común de todas estas enfermedades neurodegenerativas es la desaparición de la mielina, la envoltura de muchos axones del sistema nervioso, central y periférico. Al deberse a una alteración del cromosoma X, las mujeres
(genéticamente XX) actúan de portadoras. Los hijos varones de una madre
portadora de un cromosoma X con esta mutación tienen una probabilidad del 50%
de desarrollar la enfermedad (si heredan el cromosoma X mutado). La prevalencia de la adrenoleucodistrofia (ADL) es de 1 nacimiento de cada 26.000[7]. Los enfermos de adrenoleucodistrofia (ADL) acumulan elevadas concentraciones de ácidos grasos de cadena muy larga, sobre todo en el cerebro y glándulas suprarrenales. La consecuencia bioquímica de la acumulación de estos ácidos grasos en el tejido nervioso es la destrucción de la mielina con su trasunto de graves alteraciones neurológicas. Y la acumulación en la región cortical de las glándulas suprarrenales[8] es la destrucción de las células que segregan hormonas esteroides fundamentales para el metabolismo, desarrollándose enfermedad de Addison. La sintomatología suele debutar durante la infancia, entre los 4 y los 10 años de edad. Los primeros síntomas pueden confundirse con problemas de adaptación escolar (retraimiento, comportamientos agresivos – rabietas infantiles -, inusual pérdida de memoria y alteraciones, también inusuales, del equilibrio). El cuadro clínico empeora con alteraciones visuales, auditivas, ataxia, fatiga, vómitos intermitentes, excesiva pigmentación de la piel y signos de demencia. Un enfermedad similar de inicio más tardío (entre los 21 y los 35 años), denominada adrenomieloneuropatía (AMN) cursa con rigidez, debilidad, parálisis de los miembros inferiores y ataxia. La evolución clínica es menos dramática que la forma de inicio infantil, pero también da lugar a deterioro neurológico. Aproximadamente la mitad de las mujeres portadoras de la mutación que subyace en la adrenoleucodistrofia (ADL) desarrollarán una clínica moderada de adrenomieloneuropatía (AMN). La adrenoleucodistrofia (ADL) es diferente de otra enfermedad denominada «adrenoleucodistrofia neonatal» que, como se infiere de su denominación, se manifiesta en los neonatos y pertenece a las patologías hereditarias que afectan al funcionamiento de los peroxisomas. ASPECTOS GENÉTICOS DE LA ADRENOLEUCODISTROFIA Representación de un peroxisoma (orgánulo intracelular) conteniendo una molécula de ácido oleico y otra de ácido erúcico. Microfotografía (microscopía electrónica) de peroxisomas. La adrenoleucodistrofia está causada por una mutación del gen ABCD1. El gen está localizado en el brazo corto (q) del cromosoma X, en la posición 28 a partir del centrómero. Abreviadamente: Xq28. [Para más información sobre la codificación de los genes consulte la página web http://ghr.nlm.nih.gov/handbook/howgeneswork/genelocation]. Este gen codifica la síntesis de una proteína involucrada en el transporte de los «ácidos grasos de cadena muy larga» al interior de los peroxisomas[9]. Algunas investigaciones sugieren que la acumulación de «ácidos grasos de cadena muy larga» actúa como factor desencadenante de una respuesta inflamatoria que daña la mielina. Una página web muy valiosa para las denominadas «enfermedades raras» es la siguiente: http://rarediseases.info.nih.gov/gard [1] También conocida como «enfermedad de Schilder-Addison» o «X-ADL». [2] La versión doblada en español se titula «El aceite de la vida». [3] Disartria: dificultad para articular correctamente las palabras. [4] Durante los ensayos clínicos, los pacientes tratados con placebo actúan como grupo control, posibilitando validar los resultados del medicamento o técnica estudiada. [5] El denominado «aceite de Lorenzo» es una mezcla de trioleato de glicerol y trierucato de glicerol (4:1). [Trioleato de glicerilo es el tri-éster de una molécula de glicerol con tres moléculas de ácido oleico; el trierucato de glicerol es el tri-éster de una molécula de glicerol con tres moléculas de ácido erúcico]. [6] Etimológicamente leucodistrofias significa alteración funcional de un órgano (distrofia) “incolora” (sin angiogénesis) (prefijo leuco). [7] La prevalencia es muy variable según la fuente bibliográfica consultada: de “1:20.000”, a “1:50.000”. [8] La corteza de las glándulas suprarrenales sintetizan y segregan tres tipos de hormonas esteroides: mineralocorticoides (aldosterona), glucocorrticoides (cortisol) y hormonas sexuales. [9] Los peroxisomas son sacos intracelulares donde se acumulan y degradan diversas moléculas, entre ellas los «ácidos grasos de cadena muy larga». Zaragoza, 6 de enero de 2015 Dr. José Manuel López Tricas Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria Farmacia Las Fuentes Florentino Ballesteros, 11-13 50002 Zaragoza |