CRISIS DE UCRANIA: FALTA DE MEDICAMENTOS BÁSICOS Ucrania logró su independencia tras el colapso de la URSS en el año 1991. Desde entonces se halla varada como una enorme ballena entre Europa y Rusia. De su acercamiento a Europa espera compartir su prosperidad; pero a Rusia pertenece su identidad y, no lo olvidemos, de ella depende la energía que necesita. Ucrania, el segundo país más extenso de Europa, después de Francia, es una tierra de inmensas y fértiles llanuras[1], con bolsas aisladas de industria pesada en las regiones orientales. Aun cuando Ucrania y Rusia comparten su origen histórico, las amplias regiones occidentales, donde el sentimiento nacionalista está más enraizado, mantienen lazos históricos con sus vecinos europeos, en particular Polonia[2], mientras Crimea y las zonas orientales mantienen un fuerte sentimiento ruso. Una minoría continúa usando el ruso como lengua principal, sobre todo en las zonas del este. Crimea, una república autónoma inserta en el Mar Negro, que formó parte de Rusia hasta el año 1954, está habitada por una mayoría de origen ruso que, antes de la crisis actual ya se estimaba en un 60% de la población. Rusia se anexionó Crimea en marzo de 2014, tras el derrocamiento caótico del gobierno presidido por Viktor Yanukovych. Durante los programas de colectivización forzosa impuestos bajo la dictadura de Iosif Stalin en el bienio 1932-1933, las hambrunas afectaron a amplias capas de población, mayoritariamente rural. Estos hechos tardaron en conocerse dentro de la URSS, siendo deliberadamente ignoradas por muchos intelectuales occidentales, ciegos ante la evidencia. Otra tragedia más reciente se cernió sobre Ucrania: el accidente de la planta de producción de energía nuclear de Chernóbil contaminó tal vez durante varias generaciones el 8% del territorio, afectando a su vecina Bielorrusia, contaminando también en grado variable el resto de Europa. INDEPENDENCIA El primer Presidente de la Ucrania tras la independencia fue Leonid Kravchuk entre los años 1991 y 1994. Durante su mandato la inflación llegó a niveles insoportables. Su sucesor en la Presidencia de Ucrania entre los años 1994 y 2005 fue Leonid Kuchma, consiguió remontar el empobrecimiento general, si bien la oposición consiguió posicionar en su contra a amplias capas de población, acusándolo de censura y manipulación de los medios de información. En el año 2004 se produjo la denominada «revolución naranja»[3]. Este movimiento pacífico fue considerado otro ejemplo de la transición desde un régimen dictatorial a un sistema democrático. Las masivas protestas auspiciadas por una coalición «anti-Kuchma» y con apoyo de la Unión Europea llevaron al poder, tras unas elecciones, a Viktor Yushchenko que presidió el país desde el año 2005 al 2010. Yusschenko inició su mandato con reformas democráticas de cierto calado junto a un acercamiento a la OTAN[4] y a la Unión Europea, actitudes que dividieron la sociedad entre los proclives a la integración y los antagonistas auspiciados por Rusia, cada vez más reafirmada en su poder y convicciones. La rivalidad con su Primer Ministro, Yulia Tymoshenko[5], aumentó progresivamente; aún más tras la crisis financiera a partir del año 2008. La situación cambió tras las elecciones de 2010 llevaron a la Presidencia aViktor Yanukovich que enseguida cesó (3 de marzo de 2010) a su Primer Ministro, Yulia Tymoshenko. Viktor Yanukovich reorientó las directrices de la política exterior, acercándose a Rusia, ejerciendo un progresivo control sobre los medios de comunicación y limitando la libertad de expresión hasta el punto de juzgar, y encarcelar, a su oponente Yulia Tymoshenko. Considerada en su conjunto, la Unión Europea es el mayor socio comercial de Ucrania, pero Rusia es el principal suministrador a título individual, sobre todo de energía. No se olvide que los oleoductos que transportan el gas natural de Rusia hacia Europa atraviesan territorio ucraniano. La decisión gubernamental de interrumpir los acuerdos de asociación entre Ucrania y la Unión Europea desencadenaron las protestas, primero pacíficas, más tarde violentas, iniciadas en noviembre de 2013 que condujeron al colapso del gobierno de Yanukóvich. El gobierno de Moscú fomentó el sentimiento pro-ruso en Crimea y las regiones orientales, enviando cada vez más indisimuladamente tropas para apoyar a los rebeldes separatistas. Con la elección del pro-occidental Petro Poroshenko (mayo 2014) y las posteriores elecciones parlamentarias (octubre 2014), Ucrania (las regiones controladas por el gobierno) ha vuelto su mirada hacia una Europa que devuelve la mirada de reojo, rehuyendo involucrarse en un conflicto que se ha enquistado en las regiones orientales, sobre todo en las ciudades más importantes, Donetsk y Luhansk, donde algunos consideran se está produciendo una guerra civil “congelada”, sobre todo tras la autoproclamación de “repúblicas populares” que siguen los dictados de Rusia y no reconocen al gobierno de Kiev, capital de Ucrania. Uno de los problemas informativamente marginales de la crisis de Ucrania es la falta de medicamentos básicos en las regiones pro-rusas del este. Su osadía está siendo castigada por el gobierno ucraniano: el cobro de las pensiones está bloqueado, los bancos mayoritariamente cerrados, las farmacias permanecen abiertas pero vacías. Son estrategias para quebrar el separatismo. Existe una pequeña ayuda de Médicos Sin Fronteras, pero el propio gobierno limita los suministros sanitarios que pueden introducir en esas regiones. Si al principio del conflicto, los hospitales se llenaban con heridos por el propio conflicto militar, ahora se abarrotan de ancianos que buscan medicinas básicas para sus múltiples enfermedades, muchas de ellas consecuencia de una dura vida de trabajo en estas regiones mineras. Además ha reaparecido el “mercado negro” con los escasos medicamentos, cuyo precio se ha duplicado o triplicado. El problema se resume en la siguiente cuestión: ¿está dispuesto el gobierno a pagar por los medicamentos destinados a una población que no lo reconoce? La cuestión se hace extensible a otros servicios básicos. Rusia ha solicitado a Ucrania que reanude los servicios primarios (educación, sanidad, pensiones) a los habitantes de las regiones orientales, pero continúa manteniendo el control político y militar, a pesar del cese de hostilidades firmado en Minsk (Bielorrusia) en febrero (2015). La Organización Mundial de la Salud, en su Oficina Regional para Ucrania, dirigida por Dorit Nitzan, trata de suministrar material médico y medicamentos a las zonas separatistas, pero la diferencia entre las necesidades y los suministros continúa siendo importante. Los hospitales no pueden llevar a cabo intervenciones quirúrgicas por falta de anestésicos, los enfermos con problemas cardíacos o diabetes, no consiguen su medicación y ello entraña grave riesgo de muerte. No hay datos acerca de cuántas personas hayan podido fallecer por esta “guerra silente”. Tristemente la falta de medicinas es solo una parte del problema. Muchos ancianos y enfermos, que hace tiempo no reciben ni una exigua pensión, han muerto de malnutrición y abandono. Además, hay que mencionar las escaras emocionales dejadas por las batallas vividas entre sus casas, gravemente dañadas y sin dinero para la reconstrucción más urgente (cristales de las ventanas, puertas arrancadas de cuajo por las explosiones, etc.). Muchos sanitarios muestran su desolación. Europa que hizo creer a Ucrania que podría formar parte de su grupo de países, mira ahora de soslayo evitando tensionar una región clave en el macabro juego de poder internacional. [1] Muchas veces se ha referido a Ucrania como «el granero de la URSS». [2] Relaciones no siempre pacíficas entre Polonia y la entonces «República Popular de Ucrania» que derivó en un conflicto bélico en el bienio 1918-1919 dentro del contexto de la Primera Guerra Mundial. [3] Por el color de la ropa de los manifestantes durante las protestas callejeras. [4] OTAN, acrónimo de Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO en su acrónimo en inglés, North Atlantic Treaty Organization). [5] Yulia Tymoshenko fue Primer Ministro durante dos periodos: (1º) entre el 24 de enero y el 8 de septiembre de 2005; y, (2º) entre el 18 de diciembre de 2007 y el 3 de marzo de 2010. Zaragoza, 22 de mayo de 2015 Dr. José Manuel López Tricas Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria Farmacia Las Fuentes Florentino Ballesteros, 11-13 50002 Zaragoza |