“El lobo de Wall Street” y las
drogas
La película “El lobo de Wall
Street”, dirigida por Martin Scorsese
a partir del guión escrito por Terence
Winter, desde la biografía de Jordan
Belfort, un agente bursátil de Wall
Street involucrado en prácticas corruptas, nos retrotrae al uso de una
sustancia ilegal, otrora un medicamento usado durante un tiempo como sedante e
hipnótico, la Metaqualona, referido
en la película con las denominaciones con era popularmente conocido durante el
segundo lustro de la década de 1960 y comienzos de la década de 1970, Sopor, Quaalude, Lemonn, Motolon (Motolon era una asociación de Metaqualona
con Difenhidramina, otro principio
activo con actividad sedante que sigue formando parte de preparados
farmacéuticos comercializados actualmente para el control de la sintomatología
alérgica).
Metaqualona se comercializó en el año 1965
como un medicamento sedante e hipnótico, mucho más seguro que los barbitúricos,
cuyas dosis tóxicas (incluso mortales) no eran muy superiores a las dosis
terapéuticas. Metaqualona era
fabricada por cinco laboratorios farmacéuticos, entre ellos Wiliam H. Rorer Inc (que elaboraba Quaalude® en comprimidos de 150mg y
300mg); y Arnar Stone Laboratories
(que lo comercializaba bajo el nombre de Sopor®
en comprimidos de 75, 150 y 300 miligramos). La búsqueda de medicamentos
sedantes e hipnóticos más seguros que los barbitúricos daría lugar al
descubrimiento de las benzodiacepinas llevado a cabo por Leo Sternbach, un
emigrante polaco nacionalizado en Estados Unidos. Pero en el camino que condujo
desde los barbitúricos a las benzodiacepinas, surgieron varios fármacos, uno de
ellos Metaqualona.
Metaqualona comenzó a adquirir fama entre los
estudiantes universitarios de algunos campus estadounidenses, por los efectos
euforizantes, sobre todo cuando se mezclaba con marihuana y alcohol. Llegó a
ser una de las sustancias más usadas con fines orgiásticos, aumentando su
popularidad de manera casi explosiva. En los conciertos de rock eran habituales las camisetas con el anagrama “Captain
Quaalude” o “Rorer” (nombre de uno de los fabricantes legales). Además, la Metaqualona adquirió fama (nunca
demostrada) de tener propiedades afrodisiacas. Téngase en cuenta que al
principio Metaqualona se vendía sin
receta médica, por lo que no existía ningún tipo de restricción para conseguir
el fármaco.
Muy pronto comenzaron a
comunicarse casos de graves intoxicaciones que daban lugar a cuadros
convulsivos (el babeo a que hace referencia en la película), euforia (un estado
que remedaba a un cuadro de intoxicación etílica pero sin la sintomatología
gastrointestinal que acompaña al abuso de alcohol). Pero, al mismo tiempo, se
comunicaron intoxicaciones mortales.
En el ambiente de libertad que se
vivía a finales de los años 1960, aparecían descripciones de los efectos de la Metaqualona en algunas revistas underground. Algunas de estas
descripciones se encuadran en lo cómico: “una mujer que usaba Quaalude de modo habitual dejó caer su
cara sobre el plato que contenía comida, permaneciendo en esa posición durante
horas”; “una pareja que consumía hasta 12 pastillas de Quaalude de 300mg, se pasaba días enteros frente al televisor
ajenos a cualquier tipo de comunicación, siendo incapaces de decir más de tres
palabras en un minuto”.
Para el principal fabricante (William H. Rorer Inc), Metaqualona fue un sustancioso negocio:
las ventas del fármaco aumentaron en un año (1965) desde 8 a 21 millones de
dólares; pasando de 80 millones de dólares en el año 1971 a más de 100 millones
un año después.
El uso de Metaqualona con fines hedonistas adquirió proporciones epidémicas
en algunas grandes ciudades y en varias universidades norteamericanas. En el
año 1972 la situación cambió: los Organismos Federales decidieron prohibir Metaqualona con fines médicos; y ello
dio al traste con gran parte del consumo ilegal, que derivó hacia otras
sustancias, tales como la cocaína y el crack
(una versión impura de la cocaína).
Zaragoza,
a 2 de febrero de 2014
Dr. José Manuel López Tricas
Farmacéutico especialista
Farmacia Hospitalaria
Farmacia Las Fuentes
Florentino Ballesteros, 11-13
50002 Zaragoza