Farmacología y sociedad. el ejemplo de la "píldora anticonceptiva".Han transcurrido más de cinco décadas desde la comercialización de la denominada “píldora anticonceptiva”, que continúa siendo el método contraceptivo más usado en todo el mundo. Su influencia social trasciende la regulación farmacológica de la concepción. Su introducción cambió aspectos de la vida social en un grado que hoy, más de medio siglo después, resultan sorprendentes a la vez que anacrónicos. Por primera vez en la historia las mujeres tomaron el control de la natalidad, separando sexo y procreación, accedieron al mundo laboral, exigiendo (y logrando) el reconocimiento de su individualidad, desligada del varón (padre, tutor, marido). La posibilidad de regular químicamente la concepción representó un cambio de paradigma en la vida social, familiar y económica. Sin embargo, como cualquier transformación de la estructura social, tuvo sus detractores, aquellos que consideraban que socavaría la institución del matrimonio y daría lugar a un aumento de la promiscuidad y, con ello, de la prevalencia de infecciones venéreas. ¡Eran otros tiempos! La introducción de la “píldora anticonceptiva” también modificó aspectos fundamentales de la terapéutica farmacológica: la realización de extensos estudios clínicos anteriores y posteriores a la comercialización de los fármacos, junto con la aparición de los prospectos de los envases de medicamentos tal como los conocemos hoy día. La aparición de las fichas técnicas estandarizadas no fue bien vista al principio por muchos médicos, que los veían como menoscabo de su actividad profesional, al delegar la información sobre los medicamentos que prescribían, que a partir de entonces pasaba directamente del fabricante al paciente, por intermediación de la farmacia. La información técnica que se entrega junto con los envases de medicamentos es cada vez más exhaustiva e inclusiva, al mismo tiempo que redactada en un lenguaje accesible, lejos de tecnicismos innecesarios. La comercialización de la primera “píldora anticonceptiva” fue resultado de dos líneas de investigación independientes durante la década de 1950. Una de las investigaciones fue llevada a cabo por el grupo dirigido por John Rock en la universidad de Harvard, Massachusetts, Estados Unidos. Estudiaba un tipo común de infertilidad femenina por inmadurez ovárica, tratando a las mujeres de manera secuencial con un estrógeno (estilbestrol) y progesterona. Otro equipo de científicos, dirigidos por Gregory Pincus, a la sazón uno de los mayores expertos de su época en fertilización de mamíferos, estudiaba la administración de progesterona[1] para prevenir los abortos. Es aquí donde entran en escena dos mujeres transgresoras: Margaret Sanger y Katharine Dexter McCormick. La primera dirigía la Planned Parenthood Federation of America, que había sido creada bajo otro nombre (American Birth Control League) en 1916 al objeto de defender los mermados derechos sociales de las mujeres. Katharine Dexter McCormick fue la rica heredera de International Harvester Company. Si ésta aportó el dinero necesario para el proyecto de investigación de Gregory Pincus, financiando el laboratorio creado a tal fin (Worcester Foundation for Experimental Biology), Margaret Sanger era la luchadora por los derechos de las mujeres, habiendo llegado a estar encarcelada por su heterodoxia social. El tratamiento de la infertilidad de John Rock causaba la interrupción transitoria de la menstruación. En este punto los equipos de investigación de John Rock y Gregory Pincus se ayudaron mutuamente en sus indagaciones. La convergencia de ambas líneas de investigación condujo a un oxímoron farmacológico: la corrección de una causa común de infertilidad a la vez que una terapia anti-ovulación efectiva. En este complejo entramado de intereses, no solo científicos, es imprescindible mencionar a un inmigrante judío austríaco recientemente fallecido, Carl Djerassi, al que se suele considerar “el padre de la píldora anticonceptiva”. El Dr. Djerassi, trabajando conjuntamente con George Rosenkrantz y el mexicano Luis Ernesto Miramontes, en un rudimentario laboratorio en México DF, que andando el tiempo se convertiría en los ya desparecidos laboratorios Syntex, logró la síntesis de noretindrona[2], molécula que, si bien al principio se estudió para normalizar las irregularidades del ciclo menstrual, pronto mostró su potencial actividad anovulatoria. El primer estudio clínico con un progestágeno como contraceptivo oral se inició en Puerto Rico en abril de 1956, con una extensión en Haití, involucrando a 897 mujeres casadas. El ensayo clínico se centró en la eficacia como anticonceptivo, dejando de lado los riesgos potenciales. Por esta razón, cuando fue finalmente comercializada, la FDA[3] norteamericana limitó su prescripción a un máximo de dos años. Sin embargo, su éxito superó cualquier expectativa, de tal manera que la limitación temporal de prescripción no se tenía en cuenta ni por el prescriptor ni por las usuarias que, con la connivencia médica, cambiaban de marca comercial a fin de sortear la prohibición de usar un mismo preparado farmacéutico durante más de dos años consecutivos. La primera notificación de un potencial efecto adverso grave se produjo en noviembre de 1961. Una comunicación en la revista médica británica The Lancet daba cuenta que una mujer joven sufrió graves problemas de coagulación con resultado de muerte. A esta comunicación le siguieron otras, habiéndose registrado al año siguiente (1962) 26 casos que asociaban la toma de la “píldora anticonceptiva” con graves problemas de coagulación. Los potenciales riesgos modificó un aspecto de la contracepción farmacológica: las cantidades de estrógeno y progestágeno de los preparados anticonceptivos actuales son mucho más bajas que las que contenían las formulaciones en las décadas de 1960 y 1970. Sin embargo, la imposibilidad de establecer una relación causal inequívoca entre “píldora anticonceptiva” y coagulopatías dio lugar a una práctica que se ha convertido en una praxis estandarizada para todos los medicamentos, cual es la realización de estudios epidemiológicos post-comercialización (fase IV) para valorar los efectos adversos no registrados o que no se manifiestan por su baja incidencia durante los ensayos clínicos previos a la comercialización (fase III). La FDA norteamericana comunicó la intención de autorizar la primera “píldora anticonceptiva” (de laboratorios Searle) el día de la madre en Estados Unidos, 9 de mayo, de 1960; si bien su autorización efectiva se postergó hasta el 23 de junio de ese mismo año. Bibliografía 1ª.-López Tricas, JM. Bodas de oro de la píldora anticonceptiva. www.info-farmacia.com 2ª.-Inhoffen HH., Logemann A., Hohlweg W., Serini A. Sex hormone series. Ver 1938; 71: 1024-32. 3ª.-López Tricas, JM. Obituario de Carl Djerassi: padre de la «píldora anticonceptiva». www.info-farmacia.com 4ª.-Miramontes E., Rosenkrantz G., Djerassi C. Steroids XXII: The Synthesis of 19-Norprogesterone. J Am Chem Soc 1951; 73 (7): 3540-1. 5ª.-López Tricas, JM. De la progesterona a los anticonceptivos: progesterona y sus análogos. www.info-farmacia.com [1] La progesterona tiene una muy baja biodisponibilidad oral debido a un importante efecto de primer paso hepático. Debía administrarse por inyección o a dosis muy elevadas per os. Esto estimuló la búsqueda de análogos de la progesterona (progestágenos) que se pudiesen administrar por vía oral. [2] Noretindrona también tiene sinonimias que pueden dar lugar a confusión: noretisterona y noretinodrel. [3] FDA es el acrónimo de Food and Drug Administration, homólogo en Estados Unidos a la EMEA (European MEdicine Agency). Zaragoza, 20 de marzo de 2015 Dr. José Manuel López TricasFarmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria Farmacia Las Fuentes Florentino Ballesteros, 11-13 50002 Zaragoza |