Grecia: salud y crisis financiera

GRECIA: SALUD Y CRISIS FINANCIERA

Perama es una pequeña población portuaria próxima a Atenas. Hace ahora un año se abrió una Clínica donde se atendía gratuitamente a los inmigrantes ilegales que llegan a este puerto del Pireo. Pero la crisis financiera griega ha hecho que el perfil de sus pacientes haya cambiado, atendiendo de modo mayoritario a ciudadanos griegos sin recursos básicos.

Grecia desarrolló durante la presidencia de Andreas Papandreou (1981-9) un extenso sistema de atención sanitaria para todos los ciudadanos que aseguraba cobertura gratuita para todas las necesidades de salud. Pero durante el último bienio el gobierno de George Papandreou (hijo de Andreas) se vio abocado a una drástica reducción del endeudamiento cuando se dio a conocer el falseamiento de las cuentas públicas con las que Grecia consiguió integrarse en la moneda única.

Uno de los aspectos más dramáticos de los recortes es que un creciente número de pobres y desempleados no se pueden permitir el copago en los hospitales públicos.

Los trabajadores sanitarios describen cómo los recortes de presupuestos se hacen evidentes en aspectos que van desde el papel higiénico hasta los catéteres y jeringas; los equipos informáticos no tienen mantenimiento, dejándose al albur del abandono aquellos que fallan; una plantilla cada vez más reducida de enfermeras debe atender a un creciente número de pacientes, con el lógico deterioro de los cuidados. Y aun peor, cirugía urgente, como la requerida por algunos pacientes con cáncer, debe posponerse con consecuencias que no hace falta explicar.

El acceso a los medicamentos también se está viendo afectado: algunos fabricantes a los que se les adeudan decenas de millones de dólares ya no suministran determinados medicamentos a los hospitales. Y muchas farmacias, temiendo que el gobierno no reembolsará los fármacos financiados, han comenzado a cobrar en metálico los medicamentos que dispensan, incluso a pacientes de Aseguradoras privadas.

Muchos expertos consideran que el sistema de salud griego, inflado y plagado de corrupción, precisaba urgentes reformas, si bien la profundidad y rapidez con se están llevando a cabo, es vista como un maremoto.

Durante el último bienio, el gobierno ha recortado el presupuesto de salud en un 13%, desde los 19,5 billones de dólares hasta los 17 billones. Y por exigencias de los acreedores, el gobierno debe llevar a cabo otro recorte el año próximo de 915 millones de dólares.

A esta situación se añade que los centros de atención sanitaria públicos han tenido un aumento de entre el 25% y el 30% debido a que muchos ciudadanos que antes acudían a la asistencia privada se ven impelidos a recurrir ahora a la asistencia pública.

En una reciente carta al director, publicada en la revista científica británica The Lancet, se escribe acerca del deterioro de los servicios hospitalarios por la presión financiera, hablando de una verdadera “tragedia griega”. Algunas consecuencias son ineludibles: aumento del número de contagios de V.I.H. (virus causante del SIDA) debido a los recortes en las campañas de prevención; e incremento de suicidios.

En la Clínica de Perama, citada al inicio del artículo, gestionada por la Organización altruista Doctors of the World, los médicos dan cuenta del creciente número de familias que ni siquiera pueden pagar la tasa de 5 euros exigida por la atención sanitaria en los hospitales públicos.

Otra de las graves consecuencias que se están produciendo en Grecia es que cada vez más niños no tienen acceso a los programas básicos de vacunación. Y una posible consecuencia es que enfermedades infantiles como la tos ferina y la polio podrían reaparecer.

Pero la corrupción, ampliamente imbricada en la sociedad griega, también afecta a la clase médica. Es muy común que muchos médicos se lucren de los fabricantes de determinados medicamentos, realizando prescripciones innecesarias de sus productos; práctica con la que complementan los recortes salariales. Veinte médicos han sido arrestados por flagrante corrupción.

Aun cuando existe conciencia social de que “algo hay que hacer” para mantener el sistema, son muchos quienes consideran que la política de recortes sanitarios ha ido demasiado lejos. No solo se reducen los suministros sino la calidad de los mismos: han aparecido chinches en las jeringas importadas de China, las suturas se desprenden con frecuencia; y muchos fármacos genéricos no tienen la misma eficacia, en opinión de médicos y farmacéuticos con probidad.

Según estimaciones fiables, alrededor de 11.000 pacientes son sometidos cada año a cirugía by-pass. Sin embargo, el año pasado solo 9.000 pacientes fueron sometidos a esta delicada técnica quirúrgica. ¿Qué ha sido de los aproximadamente 2.000 restantes pacientes potenciales?.

La multinacional farmacéutica suiza Roche ha decidido dejar de suministrar costosos fármacos anticancerosos a los hospitales griegos. Solo pueden adquirirlos las farmacias, suministrándolas a sus pacientes previo pago en metálico (tratamientos que pueden llegar a costar más de 5.000 euros). Los farmacéuticos no pueden entregar a cuenta estos fármacos, porque carecen de garantías acerca de cuándo les será rembolsado.

He aquí algunos problemas concretos, más allá de las grandes cifras que poco o nada dicen del deterioro de la situación social. Durante el siglo XX los ciudadanos europeos hemos ido logrando sistemas de protección frente a la enfermedad y vejez que no debemos consentir, en mi opinión, nos sean arrebatados.

Zaragoza, 29 de diciembre de 2011

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Zaragoza