Política y tráfico de drogas

POLÍTICA Y TRÁFICO DE DROGAS

La jungla montañosa de la frontera entre Myanmar y Tailandia ha sido durante más de medio siglo la primera etapa del largo viaje de la heroína desde pequeños laboratorios clandestinos hasta su destino final en las grandes urbes australianas y europeas.

Los expertos en tráfico de drogas son testigos sorprendidos de lo que está sucediendo en la actualidad (2010): considerables cantidades de heroína y metanfetaminas fluyen desde Myanmar en una especie de liquidación de los almacenes que los traficantes mantienen en las regiones montañosas selváticas. Algunos traficantes (intermediarios) están comprando a crédito. Y es la primera vez que sucede algo así, en un negocio clandestino donde siempre se ha pagado al contado.

Las confiscaciones de heroína en el norte de Tailandia han aumentado un 2.100% durante el último año.

La razón principal del incremento del tráfico es el deterioro de la situación política en la zona septentrional de Myanmar. Antes de la introducción de una nueva Constitución en este año (2010), el gobierno militar está tomando enérgicas medidas sobre los grupos étnicos de las regiones fronterizas con Tailandia, Laos y China. Muchas de estas etnias tienen larga tradición de producción de drogas ilícitas. Y, en la actualidad, están vendiendo sus depósitos de heroína y metanfetaminas para comprar armas con las que luchar contra la junta militar que gobierna el país.

Muchos de estos grupos étnicos son prácticamente desconocidos en Occidente: Wa, Kachin y Shan, entre otros; pero su destino es crucial para el suministro de heroína a nivel mundial. Para estas gentes, la producción de drogas ilegales es su única fuente de ingresos y de ella depende su propia precaria subsistencia.

El conflicto permanente entre estos grupos étnicos, que habitan regiones montañosas selváticas de muy difícil acceso, y los distintos gobiernos centrales representa una situación anómala en el Asia moderna, que nos retrotrae a tiempos pasados, mucho más inestables. Los Wa y los Kachin disponen de grupos guerrilleros bien equipados y administraciones parecidas a los pequeños reinos que existían en Asia antes de que los poderes coloniales europeos introdujesen el concepto de estado-nación. Y ahora, en un desesperado intento para proteger sus feudos, están pujando con sus almacenes de droga para comprar armas y explosivos con los que defenderse de las medidas político-militares del actual gobierno central.

Esta región fronteriza entre Myanmar, Tailandia y Laos, es conocida como “triángulo de oro” por sus famosos templos. Como es sabido, durante años fue el origen de la mayoría de la heroína que se usaba ilegalmente en el mundo, exceptuando Estados Unidos y Canadá, donde ésta provenía de plantaciones ilegales de adormidera colombianas. Sin embargo, el “triángulo del oro” apenas suministra en la actualidad el 5% de la heroína ilegal, siendo Afganistán (provincia de Helmand) la principal productora mundial de heroína para uso no médico. No obstante, la guerra civil latente en Myanmar podría dar lugar a un incremento de la producción y exportación subsiguiente. Y es bien sabido que en el mundo de las drogas ilícitas la oferta siempre precede a la demanda. Se debe tener presente que el mercado chino de drogas ilícitas se ha incrementado de forma dramática, probablemente asociado a la mejora de la renta en las grandes ciudades.

La tentación monetaria para los traficantes es muy grande: adolescentes con bolsas del tamaño de un dedal compran heroína por un dólar y medio en Myanmar; y tras unas pocas horas por caminos que conocen bien, venden la mercancía en el lado tailandés por treinta dólares. Los expertos en la lucha antinarcóticos afirman que las tribus de las montañas están acumulando importantes cantidades de drogas, que transportan y venden al por menor.

La junta militar que gobierna Myanmar ha cambiado no solo el nombre del país (antigua Birmania), sino también su permisividad con los traficantes de droga. Y lo ha hecho al darse cuenta que el comercio con heroína y metanfetaminas, que durante años corrompió a muchos funcionarios y militares, está sirviendo para comprar armas a los grupos étnicos que inestabilizan las regiones montañosas del norte.

Además, la heroína relativamente impura producida en Afganistán se envía a través de Pakistán e India hasta regiones con mayoría de etnia Wa, en el norte de Myanmar, donde es refinada para la exportación.

Myanmar, pero también Afganistán, son ejemplos perfectos de cómo la política es determinante en la producción y exportación de heroína, una sustancia que, cuando se sintetizó a partir de la morfina, se creyó no era adictiva, llegando a usarse para tratar de deshabituar a los morfinómanos, con desastrosas consecuencias.

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Zaragoza