Fármacos y abuso sexual

FÁRMACOS Y ABUSO SEXUAL

Las Naciones Unidas previenen a los gobiernos para que redoblen sus esfuerzos al objeto de limitar el acceso a los denominados “fármacos de violación”, sustancias sedantes, que añadidas subrepticiamente a la bebida reducen la capacidad de una persona para resistir un asalto sexual, o de otro tipo, y para recordar después lo acaecido.

Según la International Narcotics Control Board, estas sustancias se consiguen con relativa facilidad, a pesar de los crecientes esfuerzos por restringir su uso perverso.

Los gobiernos deberían, según esta Agencia dependiente de Naciones Unidas, limitar el acceso a este tipo de sustancias; a la par que prevenir acerca de los riesgos de dejar alimentos o bebidas desatendidas en áreas públicas, reuniones y lugares de ocio. Y, al mismo tiempo, se deben estandarizar los análisis de orina en los casos sospechosos; así como recopilar, actualizar y compartir la información disponible sobre este tipo de riesgos.

El fenómeno de los que podríamos denominar “fármacos de violación” es relativamente novedoso, pero está evolucionando muy rápidamente, hecho al que contribuye la falta de control sobre estas sustancias por las Convenciones Internacionales.

Uno de los ejemplos mejor conocidos es el mal uso del Flunitracepam (Rohipnol®). Su empleo clandestino se ha reducido gracias a los esfuerzos internacionales. Pero el mayor control sobre Flunitracepam ha hecho que las redes criminales estén comerciando con otras sustancias: algunas son medicamentos, tal es el caso de la Ketamina; pero otras no, como el ácido gamma-hidroxibutírico (más conocido como GHB); y la gamma-butirolactona (más conocida por su acrónimo GBL).

Aunque el GHB está sometido a control internacional desde 2001, Ketamina y GBL no se incluyeron entre las sustancias sometidas a regulación especial, lo cual hace que su adquisición y tráfico resulte mucho más sencillo para las redes delictivas.

Para encarar este problema, el Organismo Regulador de las Naciones Unidas hace hincapié en que se ha de trabajar conjuntamente con los distintos gobiernos, pero también con la industria farmacéutica y la industria química, para hacer posible que la persecución y confiscación no se queden en sucesos anecdóticos.

Además, en muchos países, la utilización de sustancias para facilitar la comisión de delitos no constituye un agravante, y no puede ser motivo de sanción, según su Legislación.

En el informe del International Narcotic Control Board, se incluyen algunos aspectos cuyo conocimiento considero de interés general:

En muchos países, el abuso de fármacos de prescripción se halla en segundo o tercer lugar en la clasificación de sustancias de abuso. En Estados Unidos se estima que alrededor de 6,2 millones de personas abusaron de fármacos de prescripción, cifra que es más del doble de las que abusaron de cocaína, heroína, alucinógenos, éxtasis y productos para inhalación, conjuntamente (datos de 2008). En Alemania, se estima que entre 1,5 y 2 millones de su población son adictos a fármacos de prescripción.

Los traficantes sortean con las prohibiciones con gran facilidad. Así, por ejemplo, la prohibición de la efedrina y seudoefedrina en México, ha motivado un aumento del tráfico clandestino de ácido fenilacético, como punto de partida para la fabricación de metanfetaminas.

Se ha detectado un empleo creciente de avionetas con números de registro robados o falsificados para el transporte de sustancias ilegales en Sudamérica y las islas del mar Caribe; aun cuando el transporte por barco continúa siendo importante.

Se ha producido un importante incremento del contrabando de cocaína en los países atlánticos de África, en parte como puerta de entrada en Europa; pero también en un intercambio comercial de cocaína por armas entre el oeste africano y determinados países de Sudamérica. Se sabe, con relativa certeza, que grupos vinculados al terrorismo islámico están involucrados en este trasunto comercial.

En el sudeste de Asia se está observando un importante auge de la producción y tráfico de estimulantes de tipo anfetamina, como el “éxtasis”. En India, el servicio postal se ha convertido en un medio para la exportación de estas sustancias clandestinas fuera del país.

Gran Bretaña, Italia, Francia y Alemania copan casi todas las confiscaciones de heroína en Europa. El mercado clandestino de opiáceos está aumentando de modo espectacular en los países de Europa del Este. Gran Bretaña, Dinamarca y España están derivando el uso de drogas desde los derivados de la anfetamina hacia un creciente uso de cocaína. El uso de los derivados del cannabis está estabilizado en Europa.

Afganistán continúa siendo el mayor productor mundial de heroína con fines de exportación. Y, además, en la actualidad, y a pesar del estado de guerra más o menos solapada, está llegando a ser un importante productor de cannabis.

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Zaragoza