Palinodia de The Lancet

PALINODIA DE THE LANCET SOBRE UN ARTÍCULO DE 1998

La revista médica británica The Lancet se ha retractado de lo publicado en un artículo de 1998, en que relacionaba autismo con vacunación.

La palinodia de la revista (The Lancet) ha tardado 12 años; y pone en entredicho los métodos científicos y los conflictos financieros del Dr. Andrew Wakefield, quien afirmaba en el artículo publicado en 1998, que la vacuna combinada de sarampión, paperas y rubéola (“triple vírica”) podía no ser segura.

Sin embargo, la corrección de la revista poco puede hacer para ennegrecer la reputación del Dr. Wakefield entre muchos grupos de padres en los Estados Unidos. A pesar de que todos los estudios que se han llevado a cabo para vincular vacunación y autismo no han demostrado que exista relación alguna, muchos padres con hijos afectados de problemas mentales continúan creyendo, casi con fervor, que éstos son consecuencia de la vacunación.

Un comité médico británico concluyó que el Dr. Wakefield había actuado con ausencia de probidad, amén de violar las reglas básicas de la investigación, incluido sus aspectos éticos, mostrando una cruel indiferencia hacia los niños involucrados en la investigación.

Richard Horton, editor jefe de la revista (The Lancet) afirmó que hasta ahora no había tenido pruebas de que el trabajo del Dr. Wakefield de 1998 fuera engañoso.

La resolución del comité científico de la revista es una irrefutable condena de la investigación del Dr. Wakefield.

Jim Moody, director de SafeMinds, un grupo de padres que mantiene su convicción de la relación entre vacunación infantil y autismo, afirmó que la decisión de la revista podría tener el efecto contrario, cual es el de fortalecer la credibilidad del Dr. Wakefield entre muchos padres.

El Dr. Wakefield forma parte de un pequeño pero ferviente grupo de médicos que continúa desaconsejando la vacunación infantil por su vinculación con el desarrollo del autismo.

La publicación del Dr. Wakefield describía su examen de 12 niños con alteraciones intestinales crónicas. Tenían un desarrollo normal hasta que se producía una grave regresión mental. Especuló que la vacuna combinada (sarampión+paperas+rubéola) podría haber dañado gravemente el cerebro de estos niños. Sugirió que la vacuna “triple vírica” debería dividirse en tres vacunas monocomponentes, que deberían administrarse a lo largo de un prolongado período de tiempo.

La investigación llevada a cabo por periodistas británicos, hallaron conflictos científicos y financieros que el Dr. Wakefields no dio a conocer en su publicación de 1998. Por ejemplo, parte de los costes de la investigación del Dr. Wakefield fueron pagados por abogados de padres que pretendían demandar a los fabricantes de vacunas por daños y perjuicios. Pero hay más: el Dr. Wakefield patentó una vacuna monocomponente frente al sarampión, que podría tener éxito solo si la vacuna combinada era retirada o desacreditada.

Tras varios años de investigación, General Medical Council británico concluyó que el Dr. Wakefield sometió a 11 niños a técnicas invasivas, tales como punciones lumbares y colonoscopías, totalmente innecesarias y para las cuales no recibió autorización por ningún comité de ética clínica.

Tras la publicación del estudio del Dr. Wakefield, los índices de vacunación disminuyeron y los casos de sarampión aumentaron notablemente en Gran Bretaña.

En los Estados Unidos los grupos antivacunación han propuesto otras teorías para justificar porqué piensan que las vacunas pueden desencadenar autismo.

Durante años, han responsabilizado al timerosal, una sustancia usada como conservante que contiene mercurio. En el año 2001, los fabricantes de vacunas eliminaron timerosal de las vacunas destinadas a los niños.

Sin embargo, la eliminación del timerosal de los preparados farmacéuticos de vacunas no redujo la prevalencia de autismo. Los grupos antivacunación no se dan por vencidos; y ahora sugieren que un indeterminado número de niños sufren un desorden celular achacable también a las vacunaciones.

Albert Einstein afirmaba que “es más fácil mover el mundo que desmontar un prejuicio”.

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Zaragoza