Obituario de David J. Sencer

David J. Sencer ha fallecido el 2 de mayo (2011) en el Emory University Hospital (Atlanta, Georgia) a consecuencia de las complicaciones de una enfermedad cardíaca, a la edad de 86 años. Como responsable federal de Salud Pública de New York jugó un papel trascendente, en ocasiones controvertido, en las enfermedades infecciosas más amenazantes durante la segunda mitad de siglo XX.

David J. Sencer fue el director del CDC (acrónimo de Centers for Disease Control and Prevention) entre los años 1966 y 1977; el director que ocupó ese puesto durante un periodo más prolongado.

Durante su mandato, el CDC abordó por primera vez asuntos tan diversos como la malaria, nutrición, el esfuerzo antitabáquico, la educación para la salud y la seguridad ocupacional. Sin embargo, su mayor logro fue la erradicación de la viruela, comenzando en África central y desde allí, en el resto del mundo.

El lado más oscuro de su etapa como director del CDC se produjo en 1976, cuando un virus de gripe porcina infectó a más de 200 soldados en Fort Dix, New Yersey, causando en 13 de ellos una grave infección respiratoria, que derivó en el fallecimiento de uno de ellos. El temor a una repetición de la gripe pandémica del bienio 1918↔1919, y urgido por el Presidente Gerald R. Ford, el Dr. Sencer tomó la decisión, más tarde muy criticada, de que todos los norteamericanos debían ser inmunizados.

Los Servicios de Salud Pública de Estados Unidos ordenaron la producción de 200 millones de dosis de vacuna, pero la temida epidemia nunca llegó a materializarse. Todavía peor: un efecto adverso muy raro asociado a la administración de cualquier tipo de vacuna, que causa parálisis (síndrome Guillain-Barré) afectó a aproximadamente 45 millones de norteamericanos, causando más de dos docenas de fallecimientos. Mientras algunos vilipendiaban la actitud del Dr. Sencer, otros defendieron su postura.

Ese mismo año (1976) veintinueve personas que asistían a la convención de la American Legion en Philadelphia fallecieron por una misteriosa enfermedad que pronto pasó a denominarse Enfermedad del Legionario. Se creó un ambiente de inquietud ante la extraña enfermedad. El Dr. Sencer, temiendo que se tratara de un nuevo brote de gripe porcina u otra infección vírica, envió a 20 epidemiólogos para estudiar la situación. Tras varios meses de trabajo se descubrió que se trataba de una especie bacteriana que se aisló en los sistemas de aire acondicionado.

Tras las elecciones que llevaron al físico Jimmy Carter a la presidencia de Estados Unidos, David J. Sencer fue cesado por Joseph A. Califano Jr., Secretario de Salud, Educación y Bienestar (actualmente denominado: Departamento de Salud y Servicios Humanos).

David J. Sencer trabajó durante un breve periodo de tiempo en el sector privado, pero regresó en 1982 como Comisario de Salud de New York City, en unos años en que la epidemia del SIDA se extendía por el área metropolitana. Ante la nueva crisis su actitud fue elogiada por algunos, pero criticada por otros, sobre todo desde los grupos homosexuales. Por el contrario, James Colgrove, profesor de Salud Pública en la universidad de Columbia, y autor del libro “Epidemic City: The Politics of Public Health in New York”, resaltó aspectos importantes de la política establecida por el Dr. Sencer, tales como tratar los casos de SIDA de manera confidencial, para permitir a los niños afectados continuar asistiendo a las escuelas públicas, así como abogar a favor de programas financiados para el intercambio de jeringuillas. Tal vez los aspectos más críticos de la actuación de David Sencer en los inicios de la crisis del SIDA a comienzos de la década de 1980, fueran no haber desarrollado y distribuido guías de consejos en las relaciones homosexuales y heterosexuales. No se debe olvidar que durante los primeros años de la epidemia del SIDA existían muchas incertidumbres acerca de cómo se transmitía el agente causal del SIDA.

A la propia epidemia se sumaban otras circunstancias desfavorables: el Departamento de Salud de la ciudad de New York se había reducido a casi el 25% como consecuencia de la crisis fiscal de los años 70. David J. Sencer contribuyó a fortalecer el Departamento de Salud, con especial énfasis en las áreas de epidemiología y bioestadística. Una vez que estalló la crisis del SIDA, la nueva situación eclipsó cualquier otra consideración de tipo económica.

David Judson Sencer nació el 10 de noviembre de 1924 en Grand Rapids, Michigan, donde su padre, fallecido cuando David era un muchacho, regentaba una tienda de muebles. Su madre, Helen Furness, asumió su educación de su hijo, asistiendo a Cranbrook School, en Detroit; y más tarde a la universidad de Wesleyan. Interrumpió sus estudios durante la Segunda Guerra Mundial, inscribiéndose en la Marina (Navy), siendo enviado a la Medical School en la universidad de Mississippi. Terminó sus estudios de medicina en la universidad de Michigan, obteniendo un master en Salud Pública en Harvard.

Durante sus últimos años de medicina, tuvo que permanecer un año ingresado en el hospital afectado de tuberculosis. Y, tal vez por ello, su primer trabajo como médico fue estudiar dicha enfermedad durante un brote tuberculoso entre los trabajadores en Idaho. Entró a formar parte del CDC en 1960 en condición de médico asistente.

Le sobreviven su esposa, Jane Blood Sencer, con quien contrajo matrimonio en 1951, sus hijas Susan, oncólogo pediátrico, y Ann, enfermera oncológica; así como su hijo Stephen, responsable del Departamento Legal de la universidad Emory; además de seis nietos.

Durante su periodo como director del CDC, puso las bases para lo que, andando el tiempo, llegó a ser un Programa de Salud Pública en la universidad de Emory. Este Programa evolucionó hasta convertirse en la Rollins School.

Zaragoza, mayo, 2011

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico especialista Farmacia Hospitalaria

Zaragoza