Vitamina D (1922)

1922: VITAMINA D

La primera vez que se usó el término vitamina en la prensa fue en 1916 (The New York Times), cuatro años más tarde de que un bioquímico polaco lo emplease en un artículo apócrifo referido a la pelagra, causada por la deficiencia de una sustancia, hoy día conocida como vitamina B3. Sin embargo, la existencia de esta sustancia se había inferido desde mediados del siglo XVIII, cuando el médico británico James Lind descubrió que el jugo de los frutos cítricos prevenía el escorbuto (consecuencia de una crónica y prolongada deficiencia de, en este caso, vitamina C).

A comienzos del siglo XX, la existencia de las vitaminas A, B (B, es, de hecho, un conjunto de distintas vitaminas) y C, se infería en diferentes alimentos en razón de las consecuencias clínicas que la muy deficiente alimentación producía en el estado general de salud; y también de experimentos llevados a cabo en animales.

En la edición del 19 de junio de 1922, The New York Times comunicaba que un equipo de investigación dirigido por el Dr. E. V. McCollum había aislado una vitamina desconocida hasta entonces, a la que había denominado vitamina D (la siguiente letra de las vitaminas conocidas), cuya actividad era “la protección del crecimiento óseo y la prevención del raquitismo”.

En la edición del siguiente día (17 de junio de 1922), The New York Times, ampliaba la información diciendo que el equipo del Dr. E. V. McCollum, de la universidad de Columbia, había descubierto que la exposición al sol producía vitamina D, aun cuando la dieta careciese de ella.

Desde 1930, la leche y otros alimentos en los Estados Unidos comenzaron a ser reforzados con vitamina D, una medida que casi erradicó el raquitismo, otrora una penosa carga para muchos niños y adultos.

Dr. José Manuel López Tricas

Farmacéutico Especialista Farmacia Hospitalaria

Zaragoza